jueves, 29 de diciembre de 2011

Feliz 2.012

A tan sólo dos días de finalizar el año, creo que ya es hora de ir haciendo un pequeño balance sobre lo bueno y malo que ha acontecido, y también de idear mis nuevos propósitos para este nuevo año que está a la vuelta de la esquina.
Parece que fue ayer cuando nos comíamos la última uva y decíamos... "ay madre mía, ¿cómo estaré yo en un año?" La verdad es que todo ha cambiado muchísimo.
Sé que no he tenido un año demasiado estable, y me han pasado cosas no demasiado buenas. Pero creo que ha sido un año constructivo, que me ha enseñado mucho, me ha enseñado a madurar un poco, a recapacitar sobre ciertas cosas y reafirmarme en otras muchas. He conocido infinidad de gente que me ha aportado muchísimas cosas, tanto buenas como malas, pero todas enseñándome algo. Algunas de esas personas hoy ocupan un lugar en mi corazoncito.
Sin embargo, otras personas han desaparecido de mi vida (que en algunos casos, no de mi corazón), bien porque he decidido yo que ya no aportaban esa pequeña dosis de felicidad que me hace falta para vivir y he sido yo la que se ha apartado, o bien por pequeñas disputas que muchas veces por orgullo se pierden. Quiero que sepas que a pesar de que no nos veamos o ni siquiera hablemos, te quiero muchísimo y creo que jamás dejarás de tener ese gran espacio en mi pequeño corazón.
El amor... ¡Qué dilema! Al principio me esforzaba en buscar a ese príncipe azul que aparece en los cuentos. Ese que va a buscarte subido al caballo blanco y te lleva al palacio más hermoso del lugar. Mi opinión ha cambiado tanto... Después de infinidad de ilusiones y desengaños me he dado cuenta de que el amor, al menos hoy por hoy, no es algo prioritario en mi vida. Me gusta mi vida sentimental tal como está ahora mismo y al menos hoy, no me imagino teniendo una pareja. Mi amor está muy lejos de aquí, y no sé si algún día vendrá a rescatarme después de tanto tiempo.
¿Própositos para el nuevo año? Pffff... existen tantos... Están los típicos de salud, dinero y amor. Hombre, como son un tópico, mejor los dejamos, no vaya a ser que el año que viene deje yo de ser inmune y esté siempre enferma... Sobre todo para el año que viene pido fuerza de voluntad. Sí, suena raro. Pero la necesito para afrontar todos aquellos miedos que tengo que superar, todo aquello que necesito hacer, pero que aún no he hecho porque no tengo esa fuerza interna que tanta falta me hace, para sobrevivir a la jungla en la que vivimos... ¡Para tantas cosas...!

                                 ¡¡Feliz 2.012!!

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Última carta a una madre.

Hola. Sé que no estás acostumbrada a que te envíe cartas, pues siempre hablamos por teléfono, pero bueno, creo que esta ocasión merece algo distinto a las otras. Pero hoy quiero expresarte todo aquello que siento, sin interrupciones, sin otros puntos de vista, sólo que me escuches (o me leas, mejor dicho) y entiendas mi postura y mi forma de verlo todo.
Sé que no me he comportado como debiera en muchas ocasiones, que he hecho justo lo contrario a lo que tú me aconsejabas y que en los últimos años he sido un tanto rebelde, más de lo que jamás hubieses deseado. También sé de sobra que te he hecho sufrir mucho, demasiado para mi gusto, pero también quiero que sepas que jamás lo hice con ninguna intención, pues lo menos que quiero en esta vida es herirte, aunque ya lo haya hecho...
Quiero que sepas que a pesar de que lo hiciste con la mejor voluntad del mundo, no has sabido darme ciertas cosas que necesité en ciertos momentos, así como una sobreprotección en exceso que ya no necesitaba. Sé de sobra que lo hiciste con tu mejor propósito, pero no fue lo mejor. No te juzgo por ello, eso nunca. Nadie es perfecto, y así como te digo lo malo, también se decirte todo aquello positivo que me has enseñado, que es bastante.
Sé que he errado muchísimo, y hoy te quiero pedir perdón por todo aquello malo que he podido causar, por todas esas mentiras, por todo ese sufrimiento...
Entiendo que a día de hoy prácticamente no quieras dirigirme la palabra, pero quiero que sepas que me arrepiento muchísimo de haber matado a Carmen, fue un momento muy duro para ti y hoy te comprendo, y te repito, te pido perdón.
No sé lo que me pasó realmente... Creo que la odié desde pequeña. Siempre ella era la mejor en todo: sacaba buenas notas, era la guapa de la familia, la cariñosa, la bondadosa... Sin embargo, a mí me teníais como la oveja negra, ya que todos los halagos eran para mi hermana querida. Así fuimos creciendo, juntas pero no revueltas. Ella en su fantástico mundo de arcoiris y fantasía, y yo en mi oscuro y bajo mundo: sin cariño, sin amor.
Llegamos al instituto y allí lo conocí: Alex. Era el chico más guapo de todo el instituto. Alto, fuerte, ojazos azules... No demasiado duro, ni demasiado blandengue... Vamos, ¡perfecto! Caí rendida a sus pies...
Pasaron los años y yo seguía colada por Alex hasta que llegó el día...
Lo recuerdo todo perfectamente. Yo, como de costumbre, salí de casa hacia el instituto un poco más tarde que Carmen, pues ella era tan perfecta que hasta puntual era la maldita. Cuando llegué sentí que el mundo caía sobre mi cabeza: mi hermana con el amor de mi vida. No lo podía soportar, no podía ser....¡A mi chico también nooo! Era imposible... Me dieron ganas de matarla allí mismo, pero no podía ser tan vulgar, tenía que encontrar algún plan algo más... ¿Cómo decirlo...? Mmm... Sofisticado. Sí, podría ser la palabra. Tenía que hacer que esa tipa pagara por haberme robado mi vida, esa vida de ensueño que me tocaba vivir a mí en lugar de a ella. ¡Ya está bien!
Entonces, fui a casa y decidí comenzar a idear mi plan. No fue nada fácil, he de decírtelo. Me llevó más de dos semanas dar en el clavo para saber cómo podía matar a mi queridita hermanita gemela Carmen.
Todo coincidió con las fiestas del pueblo de al lado. Siempre vamos andando hacia allí, pues hay un pequeño atajo por el monte. Alquilé un piso justo al lado de ese atajo, donde tenía todo preparado para mi venganza.
Ella salió con su grupo de amigas y Alex. Yo te había dicho a ti que me quedaría en casa de Cristina, que tenía una casa allí y así no tendría problemas de llegada. Pero te mentí: sólo fui a esa fiesta para vigilar a Carmen, para ver cómo se regodeaba con Alex, el chico que me pertenecía a mí en lugar de ella... y para saber cuándo se quedaría sola para ir hasta nuestra casa, que sería justo el momento en el que yo aprovecharía para llevar a cabo mi plan.
Todo ocurría según lo previsto. Carmen se iba sola hacia casa. Entonces decidí aparecer y decirle que tú me habías llamado por telefóno y me habías dicho que teníamos que ir a casa de la abuela a buscar las llaves de casa. Al principio no me  creyó, pero finalmente cedió a mis súplicas. Íbamos llegando hacia el piso alquilado cuando la golpeé y la llevé arrastrando. La até de pies y manos y la amordacé para que no comenzara a gritar.
Al fin, después de dos largas horas, despertó. Comencé a contarle la misma historia que estoy contándote a ti, pero en lugar de darme la razón y pedirme perdón, aún ella tenía tan poca vergüenza de negármelo todo. ¿Cómo se atrevió? Me enfadó tanto que decidí matarla en ese mismo momento. Sinceramente, cuando lo hacía descargaba adrenalina y rencor que llevaba dentro de mí, pues a pesar de que Carmen era mi hermana, la odiaba como a nadie había odiado en mi vida. Sin embargo, cuando terminé y la vi ante mí, empecé a notar que me faltaba algo dentro, no sé, una sensación extrañísima que nunca antes había tenido. Justo en ese momento golpearon en la puerta. "¡Abre inmediatamente. Sé que estáis ahí!" Decían. ¡Oh, no! Era Alex... ¿Qué hacía ahora? ¿Cómo arreglaba todo para que no sospechara nada? Me fue imposible... En ese momento tiró la puerta abajo y vio todo lo que yo había hecho...
¿Qué había hecho? Era mi hermana Dios mío... Pero ya era demasiado tarde para arrepentimientos, pues Carmen, jamás iba a volver. Y jamás volverá...
Han pasado varios años, y ya he cumplido condena por ello. Pero para mí no ha sido suficiente. Por eso hoy te escribo, pidiéndote perdón por todo el daño causado, pero también para despedirme... He decidido que hoy voy a reunirme con mi hermana Carmen, allí donde jamás debió ir. Quiero ir personalmente a pedirle perdón por haberle robado su juventud, su vida. Por pensar que había robado mi vida, pero quién en realidad la robó fui yo a ella y a mí misma, por no regalarme momentos junto a ella.
No quiero que estés triste. Por fin voy a hacer algo bueno: dejaré de hacerte sufrir, y a la vez me reuniré con ella y recuperaremos todo ese tiempo perdido...
Sólo quiero que sepas que te quiero muchísimo, pero que no puedo aguantar más esta carga que tengo dentro de mí. necesito estar junto a mi hermana.
                                                                       Te espera junto a Carmen,


                                                                                                             Lydia.

martes, 6 de diciembre de 2011

Nueva etapa.

He descubierto que en la vida hay muchas cosas importantes, tan obvias, que las pasamos por alto por preocuparnos por otras que no tienen la mínima importancia, y que gastamos tiempo, energía e incluso ilusión por ellas cuando al final, te das cuenta de que no hacía falta luchar por ello.
Por eso llega una nueva etapa a mi vida.
He deshechado ciertas cosas que, sí, pueden ser importantes, pero prefiero luchar por otras que, a lo mejor no serán tan fáciles de alcanzar, pero que cuando se consiguen, te hacen ser la persona más feliz del mundo.
También he decidido dejar atrás a todos aquellos que no han sabido valorarme como persona, o como mujer. No me considero ninguna santa, pero si existen personas que no se ponen en el lugar de la otra persona, a pesar de conocerlas al dedillo, y entender ciertas situaciones, momentos o sentimientos, creo que en mi vida no tienen cabida, aunque en mi corazón queden algunos rescoldos.
Me he decidido también por dejar atrás el pasado de una vez, de pasar página... Ya no quiero pensar más en quién ni siquiera dedica un minuto de su vida en pensar en mí, dejar de acordarme de preciosos momentos que nunca debieron pasar, porque lo único que conseguí fue dolor e incertidumbre, dejándome con miles de preguntas qué jamás serán contestadas.
Finalmente, he optado por conocer nuevas personas, nuevos mundos... Las diferentes maneras de pensar, de vivir de las personas.
He decidido rodearme sólo de aquellas personas que aportan algo bueno a mi vida, que día a día me aporten la dosis necesaria de felicidad que se necesita para vivir, y espero yo también aportársela a todos ellos.
A todos los que hoy están en mi vida: gracias.
A los que no... Carpe Diem.