martes, 25 de febrero de 2014

Me llaman loca.

"Me llaman loca... pero loca porque no vivo como los demás quisieran que lo hiciera, loca porque soy yo misma, sin importar el qué dirán ni las apariencias... Loca porque me dejo llevar por lo que mi corazón me dicta, sin importar la cordura : esa cordura tan absurda que nos hace ser como robots en una era de tecnología tan sofisticada, en un mundo donde abundan la hipocresía y el materialismo, donde puede más el odio sobre el amor, la razón sobre el corazón, la venganza sobre el perdón. (...)

Me llaman loca, ¿Qué puede importar cómo me llamen? Si me siento feliz así. Pobres de aquellos que juzgan a los demás por sus apariencias... Viven felices metiendo el dedo en el ojo ajeno para sacar la paja sin mirar el propio, que muchas veces está lleno de telarañas.

Loca sí, pero en mi interior llevo todo un mundo de experiencias, de secretos, de pasiones, de deseos; de todas esas sensaciones que ya quisieran muchos cuerdos sentirlas, aunque fuera sólo una vez en su vida, pero claro... Viven superficialmente, guardando pasiones ocultas en su interior sin permitir que afloren. Viven pensando cómo ganar sin arriesgar, cómo matar sin mancharse las manos...

Y no me refiero a los crímenes con un arma mortal verdadera, no. Sino a matar, como lo hacemos muchas veces, con nuestras lenguas, que a veces están tan afiladas como espadas que traspasan el  metal más sólido... Y así las usamos contra los que no son de nuestro mayor agrado. (...)

Hay que cambiarle el color a las cosas. Como dicen por ahí: "Todo es según el color del cristal con que se mire". ¿Se han puesto a pensar en ese dicho? Si el cristal no tiene color, es transparente por naturaleza, entonces, ¿quiénes tenemos que cambiar el color? Pues claro, nosotros mismos, pero como siempre estamos en Saturno, ni vemos el resto de los planetas, y menos pisamos el que vivimos: La Tierra. (...)

Sólo quiero explicarles que siento un gran orgullo porque me llaman loca, y ojalá mi enfermedad fuera contagiosa, porque estoy segura que en cada uno de nosotros reside esa enfermedad, sólo que escondida. Hay que dejarla salir de vez en cuando, o de cuando en vez, para que se pueda disfrutar de las cosas verdaderamente importantes en la vida, y lo mejor de todo, es que son gratuitas.


Me llaman loca... ¿Y qué?."







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