viernes, 14 de febrero de 2014

San Valentín.

Qué bonito día...
San Valentín, el día de los enamorados... ese día en el que uno colma a su pareja de detalles/regalos para demostrarle lo mucho que la-lo quiere. Esa fecha en la que es tradición pasar una maravillosa velada romántica, donde la pasión está garantizada... el día perfecto, aunque los anteriores o los siguientes hayan sido un verdadero infierno.

¡Y una mierda!

Hoy es un día completamente normal, aunque la gente se empecine en disfrazarlo de amor y felicidad.
Es normal que los negocios quieran aprovechar el tirón de este día para su propio beneficio, y lo veo completamente lícito, pero con todos mis respetos... me parece una gilipollez como un piano la hipocresía con la que se trata este día.
¿Qué pasa, que los que no lo celebramos (aunque tengamos pareja) queremos o amamos menos?
¿Tal vez será que los que no tenemos pareja no podemos disfrutar de este día?
Aunque de una manera peculiar, yo sí creo en el amor, pero creo que alguien no me quiere más porque me colme de regalos. El amor es mucho más que eso...
El amor, esa palabra tan corta, que abarca tanto y que es tan difícil de explicar es cariño, respeto, comprensión... es atención hacia la otra persona, no hacerla sufrir e intentar (al menos) que la otra persona sea feliz. Y eso señores, señoras y señoritas... eso se construye día a día, momento a momento, no un día que marca a saber quién para prestarse al consumismo, y lo peor... que gracias a las redes sociales ya es un mito "demostrar al resto de mis amigos-as lo mucho que me quieren."


Yo, sinceramente... prefiero que me quieran y me lo demuestren cualquier otro día del año, excepto hoy.


¡Feliz día del consumismo!




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